La Placenta

LA PLACENTA

La placenta es un órgano que facilita el intercambio de nutrientes y gases entre los compartimentos de la madre y del feto. Al iniciarse la novena semana de desarrollo, el feto requiere sustancias nutricionales de otra índole, provocando cambios radicales en la placenta. Entre ellos, figuran un aumento de la superficie entre los componentes maternos y fetales para facilitar el intercambio. La disposición de las membranas fetales también se modifica al elevarse la producción de líquido amniótico.

A medida que el feto crece aumenta la demanda de principios nutricionales y otros factores, lo cual determina los cambios más importantes en la placenta. El más destacado entre estos es el incremento de la superficie entre los componentes maternos y fetales para facilitar el intercambio, la disposición de las membranas fetales también se modifica y la producción de líquido amniótico aumenta.

TROFOBLASTO
El componente fetal de la placenta proviene del trofoblasto y del mesodermo extraembrionario (placa coriónica); el componente materno proviene del endometrio uterino.

CAMBIOS EN EL TROFOBLASTO
Al comienzo del segundo mes, el trofoblasto se
caracteriza por abundantes vellosidades secundarias y terciarias (coriónica) que le dan un aspecto radiado.
Las vellosidades troncales (de fijación) se extienden desde el mesodermo de la lámina o placa coriónica hasta la envoltura citotrofoblastica. La superficie de las vellosidades está formada por el sincitio, que descansa sobre una capa de células citotrofoblasticas, las cuales, a su vez, cubren la parte central del mesodermo vascularizado.






CORION FRONDOSO Y DECIDUA BASAL
En las primeras semanas de desarrollo las vellosidades cubren toda la superficie del corion. Conforme avanza el embarazo, las vellosidades del polo embrionario siguen creciendo y expandiéndose, y dan origen al corion frondoso (corion velloso). Las vellosidades del polo abembrionario degeneran; a la tercera semana, este lado del corion recibe el nombre de corion liso. La diferencia entre los polos embrionario y abembrionario del corion también se refleja en la estructura de la decidua, capa funcional del endometrio que se desprende durante el parto. La decidua situada sobre el corion frondoso, decidua basal, consta de una capa compacta de células grandes, las células deciduales, con abundantes lípidos y glucógeno.
Esta capa, la placa decidual, está estrechamente conectada al corion. La capa decidual situada sobre el polo abembrionario es la decidua capsular Al crecer la vesícula coriónica, esta capa se alarga y degenera. Más tarde, el corion liso entra en contacto con la pared uterina (decidua parietal) en el lado opuesto del útero, de modo que ambas se fusionan y obliteran la luz uterina. Por tanto, la única parte del corion que participa en el proceso de intercambio es el corion frondoso que, junto con la decidua basal, constituye la placenta. Asimismo, la fusión del amnios con el corion para formar la membrana amniocoriónica oblitera la cavidad coriónica. Es esta membrana la que se rompe durante el parto (cuando “se rompe la fuente”).

ESTRUCTURA DE LA PLACENTA
Al comienzo el cuarto mes, la placenta tiene dos componentes:
a) una porción fetal, formada por el corion frondoso.
b) una porción materna, constituida por la decidua basal.

 En el lado fetal, la placenta esta rodeada por la lámina corionica y en el lado materno, por la decidua basal, cuya lámina decidual es la porción mas íntimamente incorporada a la placenta. En la llamada zona de unión se entremezclan células del trofoblasto y deciduales. Esta zona se caracteriza por células gigantes deciduales y células sincitiales y porque contiene abundante material extracelular amorfo. En este momento, la mayor parte de las células citotrofoblasticas han degenerado. Entre las láminas coriònica y decidual se hallan los espacios intervellosos ocupados por sangre materna; provienen de las lagunas del sincitiotrofoblasto y están revestidos por sincitio de origen fetal. Las vellosidades arborescentes se desarrollan en los lagos sanguíneos intervellosos.


FUNCIONES DE LA PLACENTA

Nutrición: como hemos dicho la placenta es un órgano que permite la alimentación ininterrumpida del feto en desarrollo.  Cuando las circulaciones materna y fetal se encuentran (separadas por la placenta) el bebé extrae de la sangre materna todos los elementos que le son necesarios para su existencia: Oxigeno, Aminoácidos (proteínas), Ácidos grasos (grasas) y Glucosa (carbohidratos). Lo que comes nunca le llegara directamente al bebé, nunca tendrá hambre y siempre obtendrá alimentos aún cuando tu no hayas comido. Un sistema perfecto, al menos para el bebé.

Eliminación de desechos: el feto transfiere a su madre los productos de desecho que se producen por su metabolismo y que no puede eliminar por si solo dado que sus órganos son inmaduros y que se encuentra en un claustro aislado del mundo exterior; así, se podría decir que la placenta permite al feto purificar su sangre utilizando los órganos maternos.  Siendo agresivos podríamos ver al bebé como una pequeña fabrica de desperdicios que TU debes limpiar.

Funciones endocrinas: la placenta produce hormonas que permiten la permanencia del embarazo y modifican el metabolismo y las funciones fisiológicas maternas para la subsistencia del bebé en crecimiento.  La hormona placentaria más conocida es la que dio origen a la prueba de embarazo.  Si, la prueba de embarazo se hace positiva gracias a que la placenta produce la Gonadotropina Coriónica Humana (hCG), hormona que permite el embarazo en sus etapas precoces (y otras múltiples funciones posteriores sobre la madre) y que de manera secundaria nos permite detectar un embarazo antes de que siquiera lo podamos ver por Ecosonografía.

Tolerancia inmunológica: la placenta y los profundos cambios inmunológicos que imprime el embarazo sobre la madre permite que el feto no sea atacado por el sistema de defensa de la madre.  La placenta juega un papel fundamental para “esconder” al bebé del sistema inmunológico de la madre y evitar su rechazo: si esto no fuese cierto, el sistema inmune activaría sus anticuerpos y células de defensa para atacar al bebé y “eliminarlo” del claustro materno.

Protección biológica: la placenta se comporta como un excelente filtro que impide el paso de muchas sustancias, parásitos, virus y bacterias que pudiesen afectar al bebé.  La placenta no es perfecta en este aspecto y desgraciadamente una lista importante de agentes pueden ganar acceso al bebé y causarle daños importantes: alcohol, cigarrillo, fármacos fetotóxicos, rubéola, toxoplasmosis, sífilis, etc.

Protección física: la placenta, las membranas de la “Bolsa de Aguas” y el líquido amniótico que ellas engloban proporcionan un ambiente cerrado, estéril y de temperatura controlada que mantienen al bebé completamente aislado de los factores físicos que podrían generarle problemas: golpes, cambios bruscos de temperatura, infecciones bacterianas, etc.

AMNIOS Y CORDÓN UMBILICAL.

La línea ovalada de reflexión entre el amnios y el ectodermo embrionario (unión anmioectodermica) es el anillo umbilical primitivo. En la quinta semana del desarrollo pasan a través de este anillo las estructuras siguientes: a) el pedículo de fijación, que incluye la alantoides y los vasos umbilicales, representados por dos arterias y una vena; b) el pedículo vitelino (conducto onfalomesenterico), acompañados por los vasos vitelinos, y c) el conducto que comunica las cavidades intraembrionaria y extraembrionaria. El saco vitelino propiamente dicho ocupa un espacio en la cavidad corionica entre el amnios y la lámina corionica.

Durante el desarrollo ulterior, la cavidad amniótica crece rápidamente a expensas de la cavidad coriònica, y el amnios comienza a envolver a los pedículos de fijación y del saco vitelino para formar el cordón umbilical primitivo. En sentido distal, el cordón comprende entonces al pedículo del saco vitelino y a los vasos umbilicales. En sentido proximal incluye algunas asas intestinales y el resto del alantoides. El saco vitelino se encuentra en la cavidad corionica unido al cordón umbilical por su pedículo. Al final del tercer mes, el amnios se ha expandido de tal medida que se pone en contacto con el corion y se oblitera la cavidad corionica. Es habitual que el saco vitelino se retraiga y quede obliterado en forma gradual.


LIQUIDO AMNIÓTICO
La cavidad amniótica esta ocupada por un liquido acuoso y cristalino formado en parte por las células amnióticas, pero que se origina primariamente a partir de la sangre materna. La cantidad de liquido aumenta desde unos 30 ml. A las 10 semanas de gestación hasta 450 ml. a las 20 semanas, y de 800 a 1000 ml. a las 37 semanas. En los primeros meses del embarazo, el embrión, sujeto por el cordón umbilical, flota en ese líquido, que le sirve como almohadilla de protección. El líquido: a) amortigua las sacudidas; b) impide que se adhiera el embrión al amnios, y c) permite los movimientos fetales. El volumen del líquido amniótico es remplazado cada tres horas.

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